A mediados de los noventa, Ana es destituida del alto cargo que ocupaba en televisión. Así concluye un compromiso político iniciado con la transición española.
La crisis hace que la protagonista de Mándala se replantee su vida entera y que vuelvan a cobrar protagonismo en su memoria los acontecimientos de muchos años antes.
Ana viajó a la India a finales de los sesenta, en sus tiempos más jóvenes. La suya, en principio, era una postura estética, coherente con el ideario hippy de la época. Pero pronto se convierte en un viaje iniciático de amplias repercusiones personales para la protagonista. Sobre todo porque conoce a Alan, con el que vivirá una historia de amor intensa, en los más hondos matices del erotismo. Quizá recuperable, tantos años después.
Lo que se ha dicho de Mandala:
“Un descubrimiento, una revelación, un cometa desconocido… Extraordinariamente buena y, a la vez, insólita… esta es la mejor novela publicada en 1997… esta novela debería haberla escrito yo”, Fernando Sánchez Dragó en La Esfera, El Mundo
“Mandala, inmensa primera novela de Pepa Roma… Un libro sorprendente por el enorme trabado de su táctica narrativa… y por la original y eficaz intersección de planos temporales y de voces que se cruzan”, Pilar Castro, ABC literario
“Mandala es un canto a la libertad, a la transgresión de las normas, una llamada a otro modo de vivir y de pensar, de ser… El resultado es una novela extraordinaria… de una más que asequible y necesaria lectura”, Luis de la Peña, Babelia, El País.
“Pepa Roma ha escrito el testimonio legítimo de una generación marcada por el desencanto… Un fiel retrato del mundo contemporáneo donde contrasta el idealismo más esperanzador con la más desengañada realidad”, La Vanguardia
“Lo más valioso de “Mandala” es su arquitrabe narrativo. Con una técnica de contrapunto, la autora simultanea el pasado y el presente… un estilo eficaz… El conjunto es una novela voluptuosa llena de contenido ideológico”, Maria Bengoa, El Correo Español
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